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Los problemas psicológicos constituyen en la actualidad una de las principales demandas en atención primaria. El trato especializado por parte de psicólogos debidamente cualificados, contribuye significativamente a la solución de estos problemas, promoviendo un mayor bienestar personal, satisfacción vital general y en definitiva, una mejora notable en la salud (también física) de sus usuarios.

Comprometidos con este objetivo, POLICLÍNICA MÉDICA SERVINOR dispone dentro de su oferta asistencial del servicio de PSICOLOGÍA SANITARIA.

La importancia del psicólogo en la infancia y adolescencia:

La etapa infanto-juvenil constituye, sin duda, el momento evolutivo en que se produce una mayor cantidad de aprendizajes y la primera puesta en práctica de los mismos. Así, a lo largo de este proceso, es habitual que tanto los pequeños como sus familias, se encuentren con pequeñas (o grandes) dificultades que, sin duda, pueden ser resueltas gracias a la intervención profesional del psicólogo.

La mayor parte de los problemas en la infancia y adolescencia, suelen manifestarse a nivel conductual, ello es debido a las enormes dificultades que los menores suelen tener para identificar y reconocer su estado emocional y cognitivo.

Como padres, debemos estar especialmente atentos al comportamiento de nuestros hijos y solicitar ayuda profesional si observamos la presencia de comportamientos perturbadores, inadecuados o extraños, en alguno de sus ámbitos de desarrollo (escolar, familiar, social, etc.).

Algunos ejemplos de este tipo de comportamientos son:
  • Rabietas, pataletas, irascibilidad, agresividad, egoísmo, negativismo.
  • Baja tolerancia a la norma.
  • Dificultades de autocontrol o en el control de los impulsos.
  • Dificultades en la adquisición de hábitos o inexistencia de los mismos: estudio (desmotivación, inexistencia de técnicas y estrategias adecuadas para el estudio), alimentación (negativa a comer, temores asociados a la comida, alta selectividad respecto a los alimentos a ingerir), sueño (pesadillas, terrores nocturnos, dificultades para conciliar el sueño).
  • Miedos o ansiedad (fobias, ansiedad frente a los exámenes).
  • Regresiones (regreso a etapas anteriores de su evolución - vuelve a hacer pis tras haber logrado el control de esfínteres, regresa al uso de chupete, solicita dormir con los padres).
  • Apego excesivo o ansiedad de separación.
  • Dificultades en el establecimiento de relaciones sociales con iguales.
  • Negativa o rechazo al colegio.
  • Bajo rendimiento académico.
  • Déficit de atención o dificultades de concentración o aprendizaje.
  • Dificultades para el control de esfínteres (enuresis).
La terapia psicológica permitirá a los pequeños, con ayuda de sus familias, identificar estas dificultades y darles una adecuada solución que permita a los niños y adolescentes crecer y aprender de un modo seguro y sano.

La intervención psicológica en al infancia se lleva a cabo siempre en colaboración, con el conocimiento y autorización de la familia, implicando a todos aquellos miembros que, estando dispuesto y autorizados por padres o tutores, contribuyan a obtener los mejores resultados para el menor.

Asimismo, y siempre con la autorización y consentimiento familiar pertinente, se contempla la posibilidad, en caso de ser necesario, de efectuar colaboraciones o favorecer la implicación por parte de otros profesionales en contacto con el menor (profesores, equipo específico del colegio, entrenadores deportivos, profesionales médicos).


El psicólogo en la etapa adulta:

Los adultos, en ocasiones, pueden necesitar la intervención psicológica para lograr poner en orden algunos aspectos (episodios vividos en el pasado, situaciones presentes o incertezas futuras) que tienden a alterar su bienestar e interfieren notablemente en su salud.

Este tipo de situaciones acostumbran a manifestarse a nivel cognitivo (a través de pensamientos rumiativos o continuados con carácter negativo, irracional o incierto), conductual (comportamientos inadecuados o perturbadores de la actividad diaria o placentera) y emocional (habitualmente con emocionabilidad negativa o intensa).

Algunos aspectos comunes que suelen resultar beneficiados de la intervención psicológica son:
  • Dificultades emocionales: intensa tristeza, depresión, duelo, percepción de insatisfacción laboral o personal, escaso interés por llevar a cabo actividades placenteras, sentimiento o sensación de abandono.
  • Ansiedad, estrés o preocupación excesiva (por el futuro, la salud, la enfermedad, la muerte, el bienestar familiar, la seguridad económica, el trabajo, el aspecto físico).
  • Dificultades con respecto al control de impulsos o del comportamiento (ingesta compulsiva, consumo de sustancias, adicciones).
  • Dificultades en las relaciones interpersonales (de pareja, paterno-filial, familiar) o en el establecimiento de relaciones sociales.
  • Alteraciones en el comportamiento: elevada irascibilidad, dificultades para conciliar o mantener un sueño reparador.
La intervención psicológica en la etapa adulta se ajustará siempre a las demandas del paciente, pudiendo adquirir un carácter individual, de pareja o familiar.

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